Si bien es cierto, la automatización es la base de la tecnología en la que se ve envuelta la cuarta revolución industrial, además de otro tipo de innovaciones en cuanto a inteligencia artificial y robótica, biotecnología, nanotecnología, almacenamiento de energía y computación cuántica, solo por mencionar algunos ejemplos.
Como podrán deducir, existen muchos beneficios respecto a la automatización, además de que se presenta una reducción en las empresas. Por ejemplo, reducción de errores, de inventario, reducción de procesos manuales, reducción de tiempo en cuanto a la fabricación y al uso del producto, también optimiza la calidad y el desarrollo de las mismas volviéndolas más competitivas, aumenta la seguridad del personal, entre otras cosas.
Sin embargo, como bien lo dice el titulo de este artículo, existe otra cara de la moneda. En la industria de la automatización nada es fácil, pues supone un esfuerzo diario de parte de todo el equipo que está detrás, mismo que debe ser mucho más especializado y por lo tanto más escaso y caro de contratar, lo que eleva los costos de inversión, tanto para la empresa que brinda el servicio, como para la que lo contrata.
Así que como ves, se requieren diversidad recursos en grandes cantidades para realizar cualquier tipo de instalación. Agregando todos los problemas y riesgos que se crean en cuanto a producción, distribución, administración, economía y hasta dificultades sociales.